Calambres en las piernas: ¿Por qué son más comunes en verano?

Se estima que alrededor del 60% de los adultos sufren calambres dolorosos en las piernas durante la noche.

El molesto síntoma suele afectar a las pantorrillas y las plantas de los pies y más raramente a las rodillas. De hecho, un estudio relevante encontró que los calambres son más comunes después de los 50 años.

Según Scott Garrison, profesor asociado de medicina en la Universidad de Alberta, «escuchará muchas opiniones, pero la verdad es que nadie sabe realmente a qué se deben los calambres en las piernas».

Posibles Causas

Algunos investigadores creen que los calambres se deben a la forma de vida moderna. Nuestros antepasados ​​tenían una postura diferente que permitía que los tendones se estiraran, lo que no es el caso hoy.

Otros expertos han observado que cuando estamos en la cama, el pie suele estar en una posición de flexión plantar.

Cuando esto sucede durante largos períodos de tiempo, incluso los pequeños movimientos de los pies pueden causar calambres.

La investigación realizada por Scott Garrison ha demostrado que los calambres en las piernas por la noche son más comunes en verano que en invierno. Aunque esto no es cierto para todos, la frecuencia alcanza su punto máximo a mediados de julio y disminuye a mediados de enero, según su investigación.

Los calambres musculares son causados ​​por problemas nerviosos, no por trastornos musculares, dice Garrison. Los exámenes pertinentes (electromiograma) han demostrado que estos nervios que se extienden desde la columna vertebral hasta las plantas de los pies activan los calambres.

porque el verano

Los nervios crecen y se reparan mejor en el verano, debido al aumento de los niveles de vitamina D. El cuerpo produce Vitamina D a través de la exposición al sol. Cuando se involucra en este proceso, que se acelera en el verano, pueden ocurrir calambres.

Según otra teoría, las personas son más activas y sudan más en verano que en invierno. La deshidratación o el ejercicio también pueden causar calambres, dice Garrison.

La dieta, la medicación y algunos hábitos también juegan un papel. La deficiencia de calcio y magnesio, la ortostasis a largo plazo, el embarazo, la diabetes, la hipertensión, la artritis, las enfermedades respiratorias y la depresión están asociadas con los calambres.

Prevención y tratamiento

La investigación ha demostrado que el estiramiento es útil. Un pequeño estudio encontró que las personas que estiraban las pantorrillas y las plantas de los pies justo antes de acostarse vieron una reducción del 59 % en la frecuencia de las convulsiones.

Obtener suficiente magnesio a través de su dieta puede ayudar. Incluya frijoles, nueces, cereales integrales y verduras de hojas verdes en su rutina diaria.

También asegúrese de beber más agua durante el día, especialmente si hace ejercicio.

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