El estrés es un problema común en nuestra vida diaria, que la mayoría de las personas inevitablemente experimentan. Esto no significa, sin embargo, que su manejo adecuado sea improbable.
Los tipos de estrés
Hay tres tipos principales de estrés que pueden ocurrir en nuestra vida diaria:
- Agudo: El estrés agudo se manifiesta en un evento inesperado, como una pelea con un ser querido.
- Episódica aguda: este tipo incluye manifestaciones agudas frecuentes, como las que ocurren durante los períodos.
- Crónico: El estrés crónico se manifiesta después de una serie de eventos o situaciones persistentes que provocan una sensación prolongada de ansiedad.
Muchas personas experimentan una combinación de estos tres tipos, aunque no se den cuenta.
Cómo reacciona el cuerpo
Nuestro cuerpo reacciona a todos los tipos de estrés a través del mismo mecanismo, que ocurre independientemente de si el estrés proviene de un evento real o no real. Tanto los factores estresantes a corto plazo como los crónicos provocan una respuesta de «lucha o huida».
Esta respuesta libera hormonas en el cuerpo que activan otras energías en cuestión de segundos, como bombear sangre y oxígeno a nuestras células y acelerar el ritmo cardíaco.
Cómo afecta a nuestra salud
Con el estrés agudo, el evento es de corta duración y los niveles hormonales volverán gradualmente a la normalidad. Los episodios agudos y el estrés crónico desencadenan repetidamente la respuesta de «lucha o huida», lo que provoca un aumento persistente de las hormonas, lo que genera un riesgo de problemas de salud:
- Problemas digestivos, como acidez estomacal, indigestión, distensión abdominal.
- Aumento de peso.
- Aumento de la presión arterial.
- Dolor de pecho, enfermedades del corazón.
- Problemas del sistema inmunológico.
- Enfermedades de la piel,
- Dolores musculares, como dolor de cuello y espalda.
- dolores de cabeza.
- Ansiedad, depresión.
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