Cómo Meditar Caminando: 7 Beneficios De La Meditación Kinhin

Caminar a un ritmo constante y que todos conocemos es un hábito que nos entrena, nos mantiene despiertos, contribuye a una buena circulación sanguínea y calma y despeja la mente. De hecho, cuando se combina con la meditación, los beneficios son mayores.

La meditación tiene muchos defensores en todo el mundo y no injustamente, ya que tiene muchos beneficios reconocidos para la salud mental y el equilibrio. Por lo general, cuando escuchamos sobre la meditación, imaginamos a personas sentadas en cuclillas con los ojos cerrados, dejando que prevalezca el silencio. Efectivamente, esta técnica ha sido adoptada por muchos, pero no quiere decir que sea la única.

EL meditación es ante todo un asunto personal, una comunicación de la mente con el alma y el cuerpo, que ofrece a quien la ejerce la posibilidad de elección. Por lo tanto, se puede combinar con una variedad de actividades, como un paseo tranquilo.

Marcha y respiraciones

La caminata de meditación se puede utilizar como una práctica que nos ayude a acercarnos a la conciencia. Es una técnica con muchos beneficios y puede contribuir sustancialmente a la sensación de tranquilidad. Con la caminata de meditación el cuerpo se relaja y la mente se calma, potenciando la capacidad de observación y concentración. Durante el mismo puedes caminar en círculo, de ida y vuelta en línea recta o incluso recorrer distancias más largas, eligiendo tu forma de caminar. Su ritmo puede ser lento, pero es importante que se mantenga constante y puede variar según la técnica que elija.

Los ejemplos son la caminata de meditación kinhin y la vipassana, y la primera incluye un ritmo más rápido que la segunda. En la caminata de meditación es importante hacer coincidir la respiración con el ritmo de la marcha, para poder concentrarse en el proceso y realizarlo con cuidado. El objetivo es caminar conscientemente, donde la mente, el cuerpo y el espíritu están presentes en el momento dado.

Disminuye el estrés, aumenta el optimismo

A medida que meditamos mientras caminamos, mejoramos nuestra concentración, manteniéndonos presentes durante todo el proceso. Al mismo tiempo, de la misma manera se puede mejorar la capacidad de resolución de problemas, manejando la persona sus emociones y reacciones ante eventos desafortunados de manera más efectiva. Reducir los niveles de estrés aumenta el optimismo y la confianza en uno mismo. El miedo a lo desconocido se reemplaza por la confianza en nosotros mismos en nuestra capacidad para hacerlo a pesar de las dificultades.

Con el tiempo, la persona que practica caminatas de meditación disfruta de sentimientos de paz y satisfacción, que elevan los niveles de energía y crean una sensación generalizada de bienestar. Al mismo tiempo, se permite el libre flujo de energía por todo el cuerpo, ofreciendo a la persona la oportunidad de eliminar tensiones o emociones negativas para que no se acumulen y tensen el organismo.

Doble actividad, doble beneficio

Por otro lado, caminar generosamente ofrece sus propios beneficios, ya que es una de las técnicas de ejercicio más fáciles pero también una medida preventiva o curativa para muchas enfermedades, incluidas la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Ayuda a mantener el peso deseado, mientras que varios estudios en el pasado han demostrado que los pasos nos dan vida, haciendo que nuestro cerebro sea más joven. Mejorar ciertos indicadores de salud, como bajar el colesterol y mejorar la presión arterial, es otro efecto beneficioso para el organismo.

Además, como toda actividad aeróbica, contribuye a la mejora de la resistencia y del ejercicio físico en general, sin forzar nuestras articulaciones. A esto se suma la buena calidad del sueño, ya que caminar relaja más allá de nuestro cerebro y cuerpo, reduce el dolor muscular y aumenta nuestra flexibilidad.

Consejos para tener… plomo

Vive el presente, observa cada detalle, escucha cada sonido y memoriza cada imagen. Esta es la conciencia preciosa y lleva tiempo cultivarla, ya que todos los días hay muchas distracciones. Una manera fácil de «volver» al momento presente es concentrarse en su respiración o en cualquier sensación corporal. Observe cómo un pensamiento sigue al siguiente y disminuye la velocidad.

A menudo, cuando nuestra mente está «corriendo», también nos movemos a toda prisa. Reduce la velocidad a la que caminas y verás que tus pensamientos siguen el mismo ritmo. Fíjate si tu cuerpo se resiste, si tus hombros están inconscientemente levantados o si tu mandíbula está tensa. Respira y camina a un ritmo, trata de relajarte a partir de tus extremidades No hace falta que le dediques mucho tiempo, siempre y cuando camines los minutos para dejar que tu mente divague libre de preocupaciones o planes futuros. Recuerda que el futuro brillante comienza con el presente potencial y traza tu propio curso.

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