Consejos dietéticos: Vence el hambre y adelgaza fácilmente

Quizás el problema más importante y común al que nos enfrentamos cuando intentamos perder peso es el hambre. Aunque hayamos comido un poco antes, de repente sentimos la necesidad de picar y es así como comienza la conocida lucha interna: «¿ignorar el hambre o comer y estropear la dieta?». La respuesta es ninguna, pero empecemos desde el principio.

El hambre es a menudo el resultado de un fuerte aumento de azúcar en la sangre después de comer una comida o un refrigerio. Por tanto, si nuestro objetivo es mitigarlo, debemos elegir sabiamente lo que ponemos en nuestro plato. Nuestro aliado importante en este esfuerzo son los alimentos que no provocan un aumento grande y repentino de nuestro azúcar, como las proteínas y la fibra.

*Proteína

La proteína es uno de los tres macronutrientes básicos (junto con los carbohidratos y las grasas) que nuestro cuerpo necesita para su correcto funcionamiento, pero también el ingrediente más famoso contenido en los planes de pérdida de peso. La proteína puede mejorar nuestra pérdida de peso de muchas maneras. Tiene pocas calorías, apenas 4 por gramo, mientras que al mismo tiempo la grasa aporta 9 calorías por gramo. Además, aporta la sensación de saciedad y nos mantiene llenos durante más tiempo, ya que nuestro organismo tarda en digerirlo por lo que permanece más tiempo en el estómago. Al mismo tiempo, el consumo de proteínas mejora el desarrollo y la recuperación muscular, especialmente cuando se combina con ejercicio regular. El aumento de la masa muscular se asocia con un aumento del metabolismo y, en consecuencia, con una mayor quema de calorías.

Finalmente, la proteína ayuda a equilibrar nuestros niveles de azúcar en la sangre y previene el pico de insulina (el que está detrás de la caída repentina de energía y nuestros antojos de azúcar). De hecho, cuando se consume con hidratos de carbono reduce las fluctuaciones bruscas de nuestro azúcar, con el resultado de que no tenemos hambre o menos hambre.

El pollo, el pescado, los huevos y los productos lácteos son buenas

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