Autocontrol: Cómo conquistarlo

El autocontrol tiene que ver con la capacidad de controlar tus pensamientos, sentimientos, reacciones y comportamientos de acuerdo a reglas sociales y morales, sin llegar por supuesto al otro extremo que es la exageración y la rigidez. Esencialmente, el autocontrol apunta a un equilibrio en lo que finalmente sientes, piensas, crees y haces o expresas.

¿Cuál es la razón de su falta?

Que tengas o no autocontrol, como el resto de tus rasgos de personalidad, tiene que ver con la tendencia innata de que puedas o no resistir tus impulsos, que a su vez ha sido cultivada o no por tu familia. medio ambiente durante su infancia. Las reglas familiares y especialmente el comportamiento de los padres contribuyen o impiden que los hijos fortalezcan una característica.

Esto también es cierto en el caso del autocontrol. Los niños observan a sus padres y cómo ejercen o no su autocontrol cuando, por ejemplo, quieren lograr algo en el trabajo, hacer una dieta o cualquier otra cosa involucrada en tratar de controlar la «espontaneidad» y adoptar esta característica.

Conquistando el autocontrol

  1. El primer paso y el más importante para mejorar su autocontrol es darse cuenta de su problema. La toma de conciencia suele partir de las consecuencias y dificultades que se derivan de esta característica. Por ejemplo, que te pelees en la carretera con otros conductores, que no puedas cortar dulces para adelgazar, que malgastes el dinero a pesar de tus dificultades económicas, etc. Así entiendes que tienes dificultad para controlar tus impulsos.
  2. Entonces tienes que decidir y comprometerte, primero contigo mismo, a hacer algunos cambios. Para lograr esto necesitas reconocer lo que estás sintiendo, lo que estás pensando, lo que estás experimentando y tratar de limitarte y enfocarte en lo que es útil y conveniente (personal, social, moralmente) para hacer en este momento.
  3. Trate de enumerar las áreas en las que no puede mostrar moderación y comience con las que son más simples y fáciles de manejar. Las metas pequeñas y realistas, además de recompensarte cada vez que logras aunque sea una pequeña cosa, te ayudarán. Considere que esencialmente está llamado a tomar una decisión: si seguirá el impulso que lo llevará a esa reacción en particular o si controlará su comportamiento pensando en los beneficios que obtendrá si se contiene.

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