Por Qué Es Malo Posponer La Alarma Y Cómo Dejar De Hacerlo

Casi todos nos despertamos cada mañana escuchando el sonido de nuestro despertador. Casi todos nosotros también presionamos el botón de posponer para ganar unos minutos extra de sueño.

Hoy te explicaremos por qué es malo posponer la alarma y te daremos una importante razón para que dejes de hacerlo.

La investigación científica ha demostrado que posponer la alarma puede ser un hábito extremadamente dañino para nuestra salud, ya que causa una gran confusión tanto en nuestro cuerpo como en nuestro cerebro.

Los expertos de Sleep Clinic Services explicaron por qué debe evitar presionar el botón de repetición, ya que puede provocar períodos prolongados de inactividad del sueño.

¿Qué dicen los científicos sobre posponer la alarma y los ciclos de sueño?

Según los neurocientíficos e investigadores del sueño, el cuerpo humano pasa por 3 o 4 ciclos de sueño cada noche. Estos duran de 75 a 90 minutos cada uno. Las últimas dos horas de nuestro sueño, la cerebro entra en un proceso en el que simplemente prepara el cuerpo para despertar sin problemas.

Si a la hora en la que se supone que debemos despertarnos, pulsamos el botón de «snooze» y nos volvemos a dormir, el cerebro entiende que está entrando en un nuevo ciclo de sueño y por supuesto está dormido. Solo que esta vez el ciclo no va a durar 75-90 minutos, solo 10 minutos.

Es el momento en el que el cerebro entra, según los neurocientíficos, en un estado de inactividad. Y otra vez, y con cada aplazamiento vuelve a pasar lo mismo

Posponer la alarma provoca confusión generalizada

Entrar y salir de los ciclos de sueño tan abruptamente que nunca terminan crea un shock no solo en nuestro cerebro y sistema nervioso, sino en todo nuestro cuerpo, nuestro estado psicológico, espiritual y emocional.

Para que el cerebro se recupere de este impactante proceso, se necesitan alrededor de 4 horas por cada vez que presionamos el botón de repetición.

Esta es la razón principal por la que muchas veces nos sentimos cansados, de mal humor, que no podemos concentrarnos durante el día.

Este mal hábito provoca una confusión generalizada y nos dificulta encontrar nuestra eficiencia durante el día.

Deja un comentario