¿Qué comer para tener huesos fuertes?

La salud de nuestro esqueleto es una condición necesaria para nuestro buen funcionamiento orgánico en general, pero también para nuestra vida diaria tranquila. La nutrición juega un papel extremadamente importante para el desarrollo de nuestro esqueleto (durante la infancia y la adolescencia) pero también para el mantenimiento de la masa ósea (durante nuestra vida adulta).

El hueso está formado por un material compuesto formado por cristales de minerales (calcio, fósforo, zinc, magnesio), unido a una capa de proteína. Su estructura es tal que brinda soporte, durabilidad y absorbe los golpes sin romperse. Si se altera la estructura ósea, se pueden producir enfermedades como el raquitismo, la osteomalacia y la osteoporosis.

Los huesos sufren cambios a lo largo de la vida. Durante las 2 primeras décadas se deposita la mayor parte de la masa ósea y el pico de masa ósea se alcanza entre los 18 y los 35 años. Cuando se alcanza la masa ósea máxima, la pérdida ósea comienza gradualmente, inicialmente a un ritmo lento, que aumenta con la edad.

Factores que afectan la salud de los huesos

La herencia, el sexo, la raza, las hormonas, la dieta, el tabaquismo, el alcohol, el ejercicio, el peso corporal y algunos hábitos de estilo de vida afectan la masa ósea superior. Por supuesto, el factor más importante es el efecto genético a una tasa del 70-80%, pero sin embargo, los factores modificables como la dieta y la actividad física juegan un papel importante en el crecimiento óseo y la reducción de la pérdida ósea. Los nutrientes más importantes para la salud de los huesos son el calcio y la vitamina D. Veamos cómo estos dos importantes nutrientes afectan a nuestro esqueleto.

* Calcio

En general, el 99% del calcio en el cuerpo se encuentra en los huesos y los dientes. La ingesta adecuada es importante para lograr la máxima masa ósea en la infancia y la adolescencia, pero también para reducir la pérdida ósea en la edad adulta. La cantidad diaria recomendada de calcio (RDA) puede oscilar entre 1000 y 1300 mg según la edad, el sexo y las necesidades especiales del cuerpo.

Se sabe que los productos lácteos son

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