Cómo saber si estás enfermo: síntomas y pruebas de detección

A menudo damos por sentada nuestra salud hasta que notamos un síntoma que nos hará pensar que tal vez algo anda mal. No obstante -como recalcan los expertos- la prevención es el mejor tratamiento y por eso es recomendable realizar revisiones periódicas preventivas, en base a las indicaciones de nuestro médico, que tendrá en cuenta nuestro sexo, nuestra edad, nuestros antecedentes, etc. para recomendarnos los exámenes que tenemos que hacer.

Sin embargo, si observamos nuestro cuerpo y percibimos incluso las pequeñas diferencias, haciendo un peculiar control por nuestra cuenta, es posible percibir cambios que pueden estar ocultando problemas.

Ojos

Los ojos, además de ser un espejo de nuestra alma, también son un muy buen espejo para nuestra salud en general, ya que muchos problemas pueden «reflejarse» en nuestros ojos.

Por ejemplo: Cuando hay ocular, debemos revisar la función de nuestra tiroides porque puede estar escondiendo un problema de hipertiroidismo. Cuando la parte «blanca» de nuestro ojo se vuelve amarilla, puede ser ictericia, lo que indica que probablemente hay un problema con la función de nuestro hígado.

Cuando queremos comprobar si tenemos anemia, basta con bajar el párpado inferior y fijarnos en el color rojo vivo que tiene por dentro. Si se ve pálido (de un color muy claro), probablemente necesitemos análisis de sangre para ver cuáles son nuestros niveles de hematocrito.

Asimismo, los ojos pueden hacernos sospechar de una enfermedad autoinmune, cuando nuestros párpados tienen tendencia a la baja o cuando por ejemplo están muy secos (en caso contrario la sequedad puede deberse a factores ambientales o al uso de lentes de contacto).

Además, si hay una caída aguda del párpado o un estrabismo repentino entonces debemos tener especial cuidado ya que estos síntomas pueden estar relacionados con un problema neurológico.

Boca

Prestar un poco más de atención a nuestra boca, además de cepillarnos los dientes, puede revelar datos importantes sobre nuestra salud.

Por ejemplo, los herpes labiales que nos pueden aparecer en la boca, probablemente signifique que nuestro sistema inmunológico ha caído y/o estamos rodeados de un virus, pero si vemos que persisten y no remiten en un tiempo razonable necesitamos investigar el posibilidad de ocultar un problema en el intestino o en nuestro sistema gastrointestinal.

Pero cualquier otro síntoma extraño e inusual en nuestra boca, encías, lengua o mejillas (dentro de las mejillas), especialmente cuando persiste, necesita ser investigado. Un ejemplo son las placas blancas, que pueden indicar leucoplasia, una condición precancerosa grave.

Piel

Como lo que sucede en nuestros órganos internos se refleja en nuestra piel, es recomendable no descuidar algo que parece diferente, nuevo o inexplicable.

Por ejemplo, los moretones (que no recordamos cómo se produjeron) pueden ocultar un problema de sangre, pero la picazón y el enrojecimiento de las palmas de las manos pueden estar relacionados con un problema hepático.

Asimismo, no debemos ignorar los signos que pueden deberse a algún cáncer de piel.

Tales signos sospechosos podrían ser, por ejemplo, una lesión en la piel que parece una herida, que no parece cerrarse y dura más de dos meses, o un bulto que tiende a crecer y tiene el color de la piel o está rosa y parece una perla que tiene pequeñas venas varicosas,

También, una aceituna que aparece de repente o que ya existe y cambia de color, crece, sangra, muestra pequeños elementos negros difusos a su alrededor o provoca molestias (p. ej. picor).

Uñas

Nuestras uñas, al igual que nuestra piel, pueden enseñarnos mucho sobre la salud de nuestro organismo. Por ejemplo, si es muy claro, cóncavo o rayado, podemos sufrir anemia y si es azul, puede haber un problema hematológico, cardíaco o respiratorio.

Además, si nuestras uñas se rompen con facilidad y se deshilachan, es posible que tengamos deficiencia de magnesio, zinc, vitamina B, ácido fólico, etc.

Asimismo, las uñas pueden presentar síntomas (el color de la uña cambia y se torna verde, amarilla o negra, su superficie se altera y con menos frecuencia duele), que están relacionados con algún problema que se encuentre en ellas (p. ej. hongos).

Cintura

La circunferencia de nuestra cintura (la medimos a la altura del ombligo) nos puede dar información muy importante sobre nuestro estado de salud ahora o en el futuro.

Por lo general, podemos decir que cuando la cintura mide más de 88 cm para las mujeres y 102 cm para los hombres, existe la posibilidad de que estemos ocupados. problemas cardíacos o problemas de diabetes.

Heces

Nadie quiere hablar de ello, pero nos pueden decir mucho sobre nuestra salud.

Es bueno que cada uno de nosotros seamos muy conscientes de nuestros hábitos intestinales y si notamos algún cambio grave en ellos, especialmente cuando perdura o coexiste con otros síntomas (por ejemplo, sangre, dolor, estreñimiento repentino, sensación de que no está «vacío » el intestino, etc.) que consulte a su médico (porque pueden deberse a problemas «inocentes» como hemorroides, pero incluso podrían ocultar un cáncer de intestino).

También deberíamos hacer lo mismo si notamos un cambio brusco, como el color muy oscuro de las heces (casi negro) que puede indicar algún sangrado, el color muy claro (casi blanco) que puede indicar que está asociado con un problema en el páncreas, mientras que las heces que son algo espumosas con un posible problema en el proceso de absorción de grasas.

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