A medida que las mujeres envejecen, su riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV) supera al de los hombres, principalmente debido a los niveles reducidos de estrógeno que regulan la función vascular. Como resultado, muchos estudios se centran en una variedad de factores de riesgo. Un nuevo estudio sugiere que comer solo puede aumentar el riesgo de enfermedad cardíaca, especialmente para las mujeres mayores.
Los hallazgos del estudio se publican en la revista Menopause, The Journal of The North American Menopause Society (NAMS).
Ahora comemos más a menudo solos
Como parte del esfuerzo general para reducir la incidencia de las enfermedades cardiovasculares, ha habido una creciente conciencia sobre los hábitos alimenticios saludables. Sin embargo, la importancia de tener un compañero en la comida se ha pasado por alto en gran medida en estudios anteriores.
Los cambios recientes en la vida diaria, las medidas restrictivas debido a la pandemia sin precedentes, significan que más personas que nunca comen solas.
A medida que más personas comen solas, han surgido problemas de salud.
¿Por qué duele el corazón?
Según un estudio previo, una mayor frecuencia de alimentación no acompañada se asocia con un mayor riesgo de obesidad abdominal e hipertensión arterial.
Cuando comen solos, las personas tienden a comer más rápido, lo que a menudo conduce a un aumento del índice de masa corporal, la circunferencia de la cintura, la presión arterial y los niveles de lípidos en sangre, lo que puede aumentar el riesgo de síndrome metabólico y enfermedad cardiovascular.
Esta actividad también puede afectar la salud mental y se ha informado como un factor de riesgo para la depresión, que también se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular.
Con base en los resultados de este estudio, los investigadores concluyeron que las mujeres que participaron en el estudio y comieron solas tuvieron una menor ingesta de energía de carbohidratos, fibra dietética, sodio y potasio que aquellas que comieron con otras.
Además, los que comían solos tenían 2,58 más probabilidades de experimentar angina, un tipo de dolor en el pecho causado por la reducción del flujo sanguíneo al corazón y un síntoma de enfermedad coronaria.
