Personalidad culpable: ¿Podemos cambiar de patrón?

Se siente culpable porque no tuvo tiempo de ver a su hijo antes de que se durmiera. Te sientes culpable porque no pudiste resistirte a un pedazo de pastel y arruinaste la dieta. Te sientes culpable porque llegaste tarde al trabajo. Te sientes culpable porque no empezaste a hacer ejercicio. Hay muchas razones que pueden hacernos sentir culpables, sin embargo, cuando este sentimiento aumenta y se convierte en la forma en que reaccionas ante casi cualquier situación, entonces probablemente seas culpable.

Dos tipos de culpa

La culpa es normal y necesaria cuando se trata de cosas que hemos hecho y va en contra de las normas socialmente aceptables. Cuando están en niveles normales nos ayudan a prevenir comportamientos que podrían dañar a otros. Pero cuando nos sentimos culpables constantemente, se nos considera personas culpables.

¿Cuáles son las características de las personas endeudadas?

Las personas culpables creen que siempre deben tener razón y mantener a los demás constantemente satisfechos. Sienten que valen la pena solo cuando cumplen estas condiciones. Así, la culpa fuerte está directamente relacionada con las expectativas excesivas que uno tiene de sí mismo y al mismo tiempo con la baja autoestima. Los deudores tienden a culparse a sí mismos por lo que sucede y les resulta difícil reconocer la parte de responsabilidad de los demás en una situación negativa.

Suelen disculparse aun sin ser culpables, se cargan con deberes excesivos, se interesan mucho por la opinión de los demás, se derrumban cuando reciben críticas negativas, sienten presión y estrés constantemente, trabajan más en base a “debes” y menos sobre la base de su «querer».

Los culpables suelen crecer de niños en un ambiente estricto, con padres exigentes.

¿Podemos superar este patrón?

El primer paso para superar cualquier hábito o comportamiento es darnos cuenta de lo que nos está pasando. Las señales de que eres culpable son que te cuesta deshacerte de la tensión y reaccionas constantemente sintiéndote culpable.

Luego, necesitas encontrar la raíz de tu culpa. Cada vez que la culpa te abrume, piensa en lo que sucedió exactamente, lo que pasó por tu mente y lo que finalmente te hizo sentir de esa manera. Aborda el tema con calma y trata de deconstruir los escenarios catastróficos que te llenan de culpa.

Más allá de eso, es importante aceptar que no puedes, y no necesitas, ser querido por todos. Acéptate como es y ámalo. Concéntrese en sus propios deseos y no tanto en los «deseos» de los demás.

Si sientes que tu culpa te está abrumando, dificultando tu día a día, sería bueno que recurras a un psicoterapeuta especialista, que te ayudará a comprenderte mejor a ti mismo y mejorar -en lo posible- la situación.

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