Trastorno Explosivo Intermitente: 7 Tips De Cómo Controlar La Ira

“La ira es mala consejera”, siempre escuchábamos, hasta que al final nos lo creímos. Sin embargo, como cualquier otra emoción, aunque a veces puede nublar nuestro juicio, en muchos casos puede ser una valiosa herramienta que mejorará la relación con los demás, pero también con nosotros mismos.

Desafortunadamente, la mayoría de las personas no trata nuestra ira como una emoción saludable y muchos de nosotros hemos aprendido a reprimirla. Esto último es aún más común en el caso de las mujeres, ya que se les enseña desde temprana edad que deben ser más sumisas y tranquilas que los hombres. Sin embargo, independientemente del género, si estamos acostumbrados a «enterrar» nuestra ira desde una edad temprana, cuando lleguemos a la edad adulta es posible que incluso hayamos perdido la capacidad de reconocerla.

Esta opresión puede tener efectos muy graves en nuestra salud mental y física. Entre otras cosas, puede provocar insomnio, ansiedad, depresión, pero también abuso de sustancias o «excesos» en la comida.

Por el contrario, la ira en sí misma puede ser una emoción fructífera. Los psicólogos afirman que es una “señal” de que alguien nos ha maltratado o herido. Además, nos invita a involucrarnos en nuestras relaciones con los demás y a no retraernos de nosotros mismos, lo que favorece la resolución de problemas.

Eso sí, no podemos dejarlo descontrolado y esperar que todo salga bien. Los siguientes consejos lo ayudarán a obtener sus beneficios y, al mismo tiempo, no permitirá que se enoje.

1. Hora de reunirse

El primer paso y quizás el más importante es aprender a reconocer que lo que estás sintiendo es ira, ya que en muchos casos su opresión crónica puede hacer que lo percibas como tristeza o frustración. La meditación, la escritura creativa o la psicoterapia son métodos excelentes para este fin.

2. Sea dinámico

No tenga miedo de que su confianza se interprete como agresión. Fíjate en el lenguaje que usas: ¿Te disculpas constantemente? ¿Te rindes más fácilmente de lo que deberías? Este tipo de actitud puede hacer que tu interlocutor te trate como débil y pase por alto lo que le dices fácilmente. Trate de apoyar su punto de vista con confianza.

3. Admítelo

Dile a tu interlocutor desde el principio de la conversación que estás enojado y que es posible que no puedas expresarte con claridad. De esta manera aumentas la posibilidad de que escuche lo que quieres expresarle sin ponerse a la defensiva, ya que queda claro que tu propósito es hablar de lo que sientes y no quejarte.

4. Sé valiente

Una de las principales cosas que nos impide canalizar nuestra ira en una discusión fructífera es el miedo a que los demás dejen de gustarnos. Sin embargo, a veces es bueno encontrar el coraje para mantenernos a nosotros mismos, y nadie nos prohíbe ser educados.

5. ¿Cuándo cuenta el resultado?

Una conversación honesta con tu pareja puede salvar tu relación. Sin embargo, pelear con el lavavajillas probablemente no lo restaurará a su funcionamiento normal. Es importante entender cuándo tu ira no es fértil y superarla. Además, aunque el destinatario sea una persona física y no un aparato eléctrico, debes recordar que se da el caso de que hablar con él no traiga el resultado deseado (o cualquier otro). Este conocimiento puede funcionar de manera liberadora y protegerlo de sentimientos de desesperación.

6. No tengas miedo a las pausas

Si la conversación se convierte en una pelea y la tensión aumenta, es posible que empieces a decir o hacer cosas que en realidad no sientes. Permítete tomar un respiro, no tanto para vencer tu ira, sino para poder expresar realmente lo que quieres, en lugar de dejarte llevar por declaraciones «incómodas».

7. Observate a ti mismo

Probablemente creas que una vez que comienza una pelea, solo puede ir de mal en peor. Esto, sin embargo, no es más que una profecía autocumplida. De hecho, durante una pelea, tu ira puede aumentar, disminuir o permanecer constante. Intenta «escuchar» en cada momento en qué situación te encuentras y mantén sus niveles bajo control, para que seas capaz de escuchar a tu interlocutor.

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